Los fisurómetros se utilizan para monitorizar la propagación de fisuras superficiales en componentes estructurales y edificios, causadas por hundimientos o fallos mecánicos. Existen dos modelos, según el tipo y la ubicación de la fisura a detectar: el fisurómetro lineal para fisuras lineales y el fisurómetro angular para fisuras angulares. Se componen de dos placas transparentes de resina acrílica, superpuestas y móviles entre sí. La placa superior lleva grabada una cruz de referencia, mientras que la inferior presenta una cuadrícula milimétrica, tanto horizontal como vertical, que puede ponerse a cero en sus ejes. Las placas se fijan a la pared o estructura con tornillos u otros elementos de fijación mecánica (tacos, adhesivo, resina, silicona) de forma que la cruz de la placa superior quede centrada en el origen (centro) de la cuadrícula inferior. El avance de la fisura se mide en milímetros monitorizando el desplazamiento de la placa superior (cruz) con respecto a la inferior (cuadrícula). Los fisurómetros ofrecen la ventaja de ser mucho más económicos que otras soluciones, además de ser fáciles de instalar y usar.